Con el apoyo de
la compañía angloholandesa Shell, un equipo de la Universidad de Exeter, Reino Unido, pudo hacer que cepas especiales de E. Coli produzcan diesel. Sin embargo, la ventaja aquí es que no necesita ser mezclado con
productos derivados del petróleo, como se requiere comúnmente para el biodiesel
derivado de aceites de plantas.
De acuerdo con el estudio publicado por PNAS, aunque la tecnología todavía se enfrenta a muchos desafíos significativos de comercialización su similitud con el diesel tradicional lo colocan como una opción viable ante otras alternativas.
Esto también significa que esta nueva modalidad puede utilizarse en suministros de corriente con la infraestructura existente, ya que los motores de tuberías y tanques no necesitan ser modificados para sus especificaciones.
De acuerdo con el profesor John Love, del departamento de Biociencias de la Universidad de Exeter, la producción de un biocombustible comercial que pueda usarse sin necesidad de modificar los vehículos ha sido el objetivo de este proyecto. Por otra parte, también estima que la sustitución por el diésel convencional con un biocombustible de carbono neutral en volúmenes comerciales sería un gran paso hacia el cumplimiento del objetivo de reducir hasta el 80% en las emisiones de gases de efecto invernadero para el año 2050.
Los científicos modificaron los genes de una cepa de E.Coli para que en lugar de transformar el azúcar en grasa, lo que hace de forma natural, lo convierta en moléculas de hidrocarburo sintético con una composición química similar al diésel. Durante este proceso, los científicos comprobaron que es posible crear moléculas de aceite combustible sintético.
La Escherichia coli es el ser vivo más estudiado por el ser humano y, desde la década de los 70, los científicos realizaron proezas con sus genes para lograr que éstos produzcan insulina para la diabetes o proteínas empleadas para el tratamiento del cáncer, por ejemplo.
Por su parte, los medios de transporte consumen en la actualidad el 60% de la producción mundial de petróleo y su demanda podría dispararse de los 85 millones de barriles diarios registrados en 2007, a los 104 millones para 2030.
De acuerdo con los científicos, la mayor parte de la producción de petróleo se encuentra cada vez más en regiones inseguras, lo que ocasiona interrupciones en la distribución y un aumento de los costes.
La técnica funciona a nivel experimental, pero ahora habrá que superar el gran desafío de lograrlo de forma industrial, ya que para lograr una simple cucharilla de diésel sintético se necesitan 100 litros de bacterias. En quince años se sabrá si se consigue.
De acuerdo con el estudio publicado por PNAS, aunque la tecnología todavía se enfrenta a muchos desafíos significativos de comercialización su similitud con el diesel tradicional lo colocan como una opción viable ante otras alternativas.
Esto también significa que esta nueva modalidad puede utilizarse en suministros de corriente con la infraestructura existente, ya que los motores de tuberías y tanques no necesitan ser modificados para sus especificaciones.
De acuerdo con el profesor John Love, del departamento de Biociencias de la Universidad de Exeter, la producción de un biocombustible comercial que pueda usarse sin necesidad de modificar los vehículos ha sido el objetivo de este proyecto. Por otra parte, también estima que la sustitución por el diésel convencional con un biocombustible de carbono neutral en volúmenes comerciales sería un gran paso hacia el cumplimiento del objetivo de reducir hasta el 80% en las emisiones de gases de efecto invernadero para el año 2050.
Los científicos modificaron los genes de una cepa de E.Coli para que en lugar de transformar el azúcar en grasa, lo que hace de forma natural, lo convierta en moléculas de hidrocarburo sintético con una composición química similar al diésel. Durante este proceso, los científicos comprobaron que es posible crear moléculas de aceite combustible sintético.
La Escherichia coli es el ser vivo más estudiado por el ser humano y, desde la década de los 70, los científicos realizaron proezas con sus genes para lograr que éstos produzcan insulina para la diabetes o proteínas empleadas para el tratamiento del cáncer, por ejemplo.
Por su parte, los medios de transporte consumen en la actualidad el 60% de la producción mundial de petróleo y su demanda podría dispararse de los 85 millones de barriles diarios registrados en 2007, a los 104 millones para 2030.
De acuerdo con los científicos, la mayor parte de la producción de petróleo se encuentra cada vez más en regiones inseguras, lo que ocasiona interrupciones en la distribución y un aumento de los costes.
La técnica funciona a nivel experimental, pero ahora habrá que superar el gran desafío de lograrlo de forma industrial, ya que para lograr una simple cucharilla de diésel sintético se necesitan 100 litros de bacterias. En quince años se sabrá si se consigue.
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