Ingenieros franceses que trabajan en Nanterre tienen en mente utilizar microalgas para proveer energía a edificios futuristas.
Para ello han empleado primero las aguas residuales domésticas en un proceso simple:
Estas aguas residuales son diluidas con el fin de que
una serie de microorganismos (microalgas) puedan asimilar la contaminación, es decir, metabolizar los compuestos contaminantes, y así permitir su reproducción. Acto seguido se separan las microalgas, del producto metabólico (aceite). El aceite
puede transformarse en carburante para que su energía
pueda transformarse en calor o en electricidad, por ejemplo fuente de energía para una lámpara.
Para
materializar esa idea, han instalado sobre el tejado de un edificio fotobioreactores fabricados con unos
tubos transparentes por los que circula el carburante y que permiten a las
microalgas reproducirse a una velocidad excepcional.
El proceso de separación se realiza mediante el empleo de un novedoso sistema electromagnético que permite separar el agua de las algas reemplazando el proceso de centrifugado tradicional que requería una gran
cantidad de energía.
El
carburante recuperado tiene el mismo valor energético que el carbón. Y el agua
reciclada, la misma calidad que el agua de lluvia.
Este
sistema de tratamiento de aguas residuales puede producir hasta el 80% de la energía que necesita un edificio, y la mejor noticia es que no contamina, ya que no produce ni un gramo de dióxido de carbono.
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